February 23, 2017 -

Tatiana Lipkes es editora, traductora, y poeta. Tatiana es co-fundadora de la imprenta MaNgOs de HaChA. También es la autora de los libros: Todos los días son días de fiesta (2008), Repulsión (2011), Rojo de Cadmio (a publicarse en 2017), y 13 (+8) Interviews with Contemporary Filmmakers(segunda edición, 2015). Tatiana ha publicado las traducciones de: The Plurality of Lewis's Worlds por Jacques Roubaud (Editorial Compañía, 2008), Poems por Francis Picabia (Alias Editorial, 2011), My Life por Lyn Hejinian (Mangos de Hacha, 2012), y Description por Arkadii Dragomoshchenko (Mangos de Hacha, 2015)

Gabriela Jauregui es autora de la colección de cuentos, La memoria de las cosas (Sexto Piso, 2015) así como de Leash Seeks Lost Bitch (The Song Cave/Sexto Piso, 2015), Controlled Decay (Akashic Books/Black Goat Press, 2008), y co-autora de Taller de taquimecanografía (Tumbona ediciones, 2012). Tiene un doctorado en literatura comparada por la universidad del Sur de California, así como dos maestrías, una en escritura creativa por la universidad de California, Riverside y otra en literatura comparada por la Universidad de California, Irvine. Es co-fundadora y editora en el colectivo editorial sur+ ediciones.



As told to Gabriela Jauregui, 2918 words.

Tags: Poetry, Process.

Tatiana Lipkes habla sobre la poesía y su proceso

Una conversación con Gabriela Jauregui
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¿Cómo irrumpe la poesía en tu vida?

Mucho y al mismo tiempo no tanto como quisiera. Por un lado con la editorial de la que formo parte, MaNgOs de HaChA, ya que principalmente publicamos poesía. Por el otro, el tipo de traducción que hago también es de poesía. Son dos aspectos de la poesía que me encantan pero a veces quisiera poder verla de otro modo. Disfruto mucho mi trabajo y lo hago por eso, pero a veces me gustaría pensar la poesía como algo más, que no tenga que ver con trabajo, quizá sólo leerla y escribirla más.

¿Y antes de que empezara la editorial, ¿qué te llamó de la poesía? ¿Por qué la poesía y no otra cosa? ¿Fue puro azar?

¿Quieres decir cómo la descubrí? La descubrí por la música y por el cine principalmente. Llegué a un tipo de poesía distinto al que aprendemos, y luego sentimos que tenemos el universo a nuestros pies, en la adolescencia. Sí, leí todos los clásicos que te enseñaban en las clases de literatura, también en algún momento me sentía ‘poeta maldita’, pero eso no fue lo que definió mi gusto. Mucho tiempo después, por ejemplo, entendí que la poesía era más que un libro, que iba más allá de la palabra y lo que el lenguaje podía crear a partir de eso. Entendí muchas cosas al leer libros como Hospital Británico de Viel Temperley o Pieces de Robert Creeley, por ejemplo. A partir de ese momento empecé a leer y acercarme a la poesía de una manera distinta, probablemente la que tengo todavía hoy.

Ahora que mencionas el cine y la música, tenía justamente una pregunta relacionada a eso: siento que tu poesía, no la que trabajas como editora, ni la que traduces, la tuya propia, no es épica ni muy narrativa sino que a pesar de ser compacta o corta, es muy expansiva y se relaciona siempre con otras disciplinas; ¿cómo fue que el cine te trajo la poesía o la música te trajo la poesía? y ¿cómo es que la poesía te devuelve el cine y la música?

Yo creo que todo está entremezclado. Ahora más que nunca porque estamos bombardeados de tantas cosas al mismo tiempo que resulta muy difícil pensar la poesía como solía ser en el siglo XIX, o pensar en el héroe épico romántico que era el poeta, eso terminó hace mucho tiempo, de hecho me molesta mucho la gente que sigue pensando así y se asumen como poetas. Hace poco leí una entrevista de un actor, Gael García Bernal, él decía que la cultura norteamericana es tan pobre que no había poetas. No estoy de acuerdo, a los norteamericanos les debemos gran parte de la poesía del siglo XX y XXI. En un ensayo sobre Chris Marker que acabo de traducir, de la poeta norteamericana Susan Howe, habla de los precursores de la poesía estadounidense como Melville, Emerson, Dickinson, o Walt Whitman. Dice que ellos son inventaron del montaje cinematográfico y literario. Fueron los primeros en crear una narrativa a partir de fragmentos que parecían no tener relación alguna. Ese es un vínculo directo con el cine. Los poemas épicos tienen una secuencia de imágenes que te llevan a una narrativa muy clara y líneal, pero aquí estamos pensando en algo distinto. Estamos hablando de un montaje, de una división de palabras y de imágenes que quizás no tendrían nada que ver las unas con las otras pero que a la hora de pegarlas tienen todo el sentido. Repito, siento que están entremezclados. Con la música sucede lo mismo… ¿no? La musicalidad, el ritmo, es indispensable en un poema. La poesía, para mí es decir cosas, no significar. Creo eso… tiene que ser algo mucho más intuitivo. Siempre estás viendo u oyendo algo que va a influenciar lo que haces y hay que ser honestos con eso. El cine, la música y la literatura tienen una relación muy estrecha, lo digo en cuanto a los procesos de creación, no a los temas. Esos no siempre están relacionados, van y vienen. Por ejemplo, en mi último libro hablo de biología y geología, eso es lo que me interesa en este momento. Pero sigue siendo muy visual.

La biología y la geología ahora de alguna forma se hicieron presentes en tu vida y entonces en tu obra. ¿Qué fue lo que te atrajo a eso en este momento particular?

Siempre me han gustado las piedras. Este libro lo empecé antes de que pasaran muchas cosas personales en mi vida. Se relacionan por coincidencia, pero no era mi intención. El libro se llama Rojo de Cadmio y era un cuaderno de viajes. Eran simplemente notas y observaciones que hacía de los paisajes que veía y de los lugares que visitaba. Lo que me hacían pensar, si es que me hacían pensar en algo, porque no es que me sentara en la cúspide de la montaña a meditar en que podía a escribir. Siempre que algo me gustaba lo escribía. Este libro ha cambiado mucho, lo llevo escribiendo como 5 años y ha cambiado mucho durante ese tiempo. La primera versión que escribí no funcionó. Uno de mis editores me lo regresó y me dijo “esto no sirve para nada”. Lo guardé como dos años aproximadamente, lo retomé empecé a escribir de nuevo, a relacionar otras cosas que empezaron a suceder en mi vida, pero que eran muy cotidianas, así empecé a tener algo un poquito más concreto. Al final, creo que sí, justamente retomando lo que decía, es un libro que acaba siendo un montaje de cosas que no tienen nada que ver la una con la otra, que son en un principio un cuaderno de viajes y la relación con la geología, la muerte de mi madre y su fantasma, y también un episodio en mi historia familiar que pasó cuando yo no había nacido y mi madre estaba en la cárcel conmigo en su vientre. Se juntaron todos estos fragmentos de episodios, y yo tenía que encontrar una manera de relacionarlos y hacer un libro. Trata de la vida y la muerte y sobretodo es de cómo no pasa absolutamente nada si nosotros no estamos en este momento, las piedras siempre, siempre van a estar allí y nosotros no. Al final del día esa es mi conclusión con este libro.

¿Quién lo va a publicar?

Ediciones Acapulco.

¡Qué bien! Siento que en tu primer libro había mucho de tu vida cotidiana, episodios de tu vida que de alguna forma los llevabas a tu poesía. Después está tu segundo libro, Repulsión donde pienso que hay un proceso inverso, un texto preexistente que tiene que ver con tu quehacer cotidiano traduciendo subtítulos de películas que te apropias y en cierta forma se vuelve a relacionar con tu vida… una relación que se termina, etc. En cambio siento que el nuevo libro, que tuve ya la suerte de leer en avant-premiere, tiene un equilibrio entre esos dos polos, como que el vaivén es mucho más fluido y logras algo como reflexión, escritura, poesía… y relacionarlas con la vida y siento que esas líneas tenues las dibujas y las desdibujas muy chingón en este libro. Quizás tiene que ver con estas yuxtaposiciones de cosas que aparentemente no tienen relación entre sí ¿qué puede tener que ver un pigmento, o cosas como de química con la geología, con la muerte de tu mamá?

Claro. Es un libro que ha salido con muchas coincidencias. Ya tenía el título de Rojo de cadmio antes de que mi madre muriera, y se acaba relacionando con el color de labial que usaba. Pero en un principio eso no existía. Siempre me parece muy difícil hablar a mi de mi propio trabajo. Pero, lo que sí creo es que el primer libro fue un trabajo muy inocente aunque le sigo teniendo mucho cariño, el segundo es un trabajo de intervención en donde yo estoy manipulando un lenguaje pre-existente y… a mi comodidad y a mi gusto para lo que a mí me servía y en este, eliminé el lenguaje de alguna manera, el libro era muchísimo más extenso, el proceso ha sido de borrar, borrar, borrar, cambiar, borrar, cambiar, borrar, reescribir y borrar. Entonces sí, justamente tiene toda la intención de ser algo muy muy breve, siento que los poemas son como astillas, no te das cuenta de que ahí están hasta que te van llevando por un caminito hacia lo que es el libro. Finalmente, creo es que un poquito los tres ejes son una misma cosa, los puedo separar, los puedo dejar juntos, y está bien pero cada poema no puede funcionar solo, sí es un todo.

Recordando tu primer libro hay algunos poemas que pueden funcionar solitos, pero definitivamente es cierto que en este último libro es en la unidad que cobra sentido, bueno y en el de Repulsión ni se diga, no puedes sacar un fragmento de eso porque pierde el sentido. En las yuxtaposiciones en el caso de Rojo de cadmio el todo se hace visible a través de la acumulación de las partes. ¿Cómo lo logras?

Justamente, el trabajo más difícil en este caso fue la edición de todas las partes del libro. Las escribí por separado. Tenía un cuadernito para los registros, otro donde anotaba los acontecimientos geológicos que iba viviendo, digamos que era una especia de testigo en cada uno de ellos, y se iban acumulando. Por otro lado, le había hecho una entrevista a mi papá acerca de su estancia en una prisión en Polonia cuando mi madre estaba embarazada de mí, y finalmente, estaban las cosas sueltas, los poemas que iban surgiendo aparte y como que el reto más difícil fue justamente poder hacer que cada uno estuviera ligado en forma de libro.

Háblanos más de estos vínculos que tú tejes de manera muy particular entre autobiografía, testimonio, y también el artificio. Porque hay mucho artificio, ahí están tu fabricación y la abstracción. Si por un lado en la poesía está el polo de la autobiografía o poesía testimonial y por el otro está este tipo de poesía abstracta en este libro siento que así como logras un equilibrio entre lenguaje y vida, también logras un equilibro entre el testimonio de ciertos registros, un cuaderno de viaje, es decir, elementos autobiográficos y eso, como el artificio de la poesía como construcción, como abstracción. Si te es difícil hablar de tu obra, igual puedes decirnos más de esos extremos opuestos en la poesía.

Supongo que el acto de borrar cosas es lo que me hizo llegar a esa abstracción construida. Me criticaban mucho, porque no se entendía nada, me sugirieron que explicara un poquito más lo que pasaba en mi cabeza, que de pronto tenía que abrirme y tenía que decir las cosas como eran. Por supuesto que me negué hasta que cedí un poco y lo hice.

¿Era demasiado abstracto?

Demasiado. Tenía que regresar y que ponerme a rescribir las cosas hasta que se entendiera más de lo que se estaba hablando. En mi cabeza todo estaba clarísimo pero a la hora de que alguien más lo leía… para nada. Fue mucho trabajo, la verdad es que llegar a ese punto de equilibrio necesita mucho rigor. Creo que es la única manera, no existe una fórmula mágica en donde de pronto digas, bueno voy a trabajar esto así, así y así…

Nada de divina inspiración…

No, ¿para que suceda y sea perfecto? Fueron muchas versiones y muchas críticas. Mucho, mucho, sufrimiento, porque también había momentos en los que me era muy difícil escribir sobre cosas que estaban sucediendo al mismo tiempo, pero tenía que hacerlo, ya quería acabar ese libro… Trabajo y rigor, hasta llegar a un punto, como cuando estás haciendo claras de huevo al punto de nieve y tienes que batir, batir, batir hasta que llegue a ese punto sólido en que no se te va aguadar el merengue, ¿no? Es la única comparación que puedo hacer, le tienes que dar, le tienes que dar y le tienes que dar.

Además de este trabajo también mencionaste las críticas… Podríamos pensar en esas críticas como una especie de colaboración con tus editores y me pregunto, tú siendo también editora, ¿cómo sientes este vaivén colaborativo entre editor y autor?

Yo creo que es indispensable. Cuando estás trabajando y vas a publicar un libro nuevo de un autor, el que sea, puede ser una figura absolutamente respetable y que no te atreverías a tocar su trabajo, como puede ser alguien que lleve pocos libros publicados, tiene que existir ese diálogo. El trabajo del editor existe por algo. Ahorita es muy fácil publicar cosas en Internet, sin ningún tipo de filtro y la gente piensa que escribe, y piensa que está haciendo algo y que están publicando, lo cual es completamente falso. Para mi es indispensable tener un editor. Esto no quiere decir que yo sola no pueda o que esté haciendo un trabajo en colaboración con alguien más, pero si sé que un editor ve cosas que el autor no puede ver. Y que parte de nuestro trabajo -tú también como editora lo tienes que ver todo el tiempo- es decirle a los autores, sin ningún miedo, sea quien sea, lo que opinas y como piensas que debería de ser. Si no funciona, no funciona, o si los autores no quieren, lo respetas. No pasa nada, pero tiene que haber un dialogo. Hay editores que pueden ser muy tajantes y rudos, lo cual a mí me parece muy bien, es una algo necesario para que puedas hacer tu mejor trabajo.

Y, hablando de edición ¿cómo sientes, o como percibes escribir, publicar y editar hoy en día en México? En el contexto que estamos y en la coyuntura política que vivimos, al mismo tiempo con editoriales chingonas, pequeñas, muchas como la tuya o como Acapulco, justamente ¿cómo sientes tú el panorama?

Yo diría que ahora es más importante que nunca seguir con nuestro trabajo, es indispensable que lo sigamos haciendo porque es lo que va a quedar al final. Importa mucho lo que cada editorial publique, es necesario que haya diversidad, opciones para todo tipo de público, que no pensemos que lo que nosotros publicamos es lo mejor y que se tiene que cerrar el mundo a eso. El mundo como está ahorita… no sé… creo que el mundo siempre ha estado igual, es la época que estamos viviendo ahorita pero a la vez es que todo siempre ha sido lo mismo, la decepción en el ser humano, o una estupidez desbordante que últimamente acaece y lo ves más, por las redes sociales y todo este bombardeo de información cotidiana que nada más refleja cómo la gente es cada vez más estúpida e ignorante. Justamente por esto creo que editar libros es tan importante, es muy importante que las cosas estén ahí, que los libros tengan el tiempo suficiente para circular, no importa si se venden 1000 ejemplares ahorita o en un año, pero que estén allí, que circulen y que de pronto la gente se los tope y vea algo. Tenemos que ser capaces de abrir una ventanita nueva a un mundo desconocido, no sé, algo diferente. Así siento que se involucra la política en mi trabajo. En ese sentido sí estoy 100, 200, 300% comprometida a seguir haciendo lo que hago porque si no nadie lo hace, bueno si, seguramente mucha gente lo haría, pero de otras formas hay que seguir lo que empezamos. Mientras yo lo pueda hacer quiero seguir, no es algo que deba dejar aunque claro que es difícil financieramente y con todos los problemas de una editorial pequeña que conocemos, pero no hay que dejar de hacerlo. No parar es mi compromiso con la sociedad, la política, la gente.

Esa es tu trinchera.

Sí, sí. Y la editorial es precisamente conocida porque tenemos un criterio editorial muy específico de lo que publicamos en cuanto a cierta poética y cierta poesía, pero no es algo que esté involucrado directamente con la situación actual del mundo.

O no de formas evidentes, al menos.

No, no pensamos en eso en el momento que sacamos un libro.

En un momento que hay tantos malentendidos como ahora, quizás en parte por falta de lograr encontrar un lenguaje común, según tú cuál es la tarea del traductor, como lo decía Walter Benjamin. ¿Crees que como en la película de Arrival, las traductoras pueden salvar al mundo?

[risas]

¡No pues si nosotros ni hablando en el mismo idioma nos entendemos, traducido a otro idioma imagínate! Lo que sí creo es que podemos expandir un poco más el entendimiento en el lenguaje humano, permitir que se abra el lenguaje hacia otras posibilidades, que la traducción no sea un fin. El trabajo principal de nuestra editorial es la traducción. La formamos entre cinco traductores con el fin de hacer una colección que reúna nuestro distintos intereses. También, la traducción es indispensable en otro sentido, el trabajo del escritor y del traductor están ligados. Muchos poetas son traductores, aunque no se si muchos traductores sean poetas. Y es parte crucial de todo lo que hago. Diario traduzco algo.

Y hablando de ventanitas a mundos desconocidos, ¿cómo ves el futuro de tu trabajo en conjunción con la maternidad? Cómo te imaginas ser poeta, traductora, editora y mamá

En cámara lenta.

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