Nicolas Jaar habla sobre perseguir un pico de creatividad
Sé que creciste en Nueva York. Supongo que eso implica que llegaste a ver un montón de espectáculos de más chico.
Mis años de adolescente no fueron en absoluto lo que podrías imaginarte. Nunca había ido a ver un espectáculo musical hasta que toqué en uno. Mi mejor recuerdo de un concierto es cuando fui a ver a Goran Bregović en un parque en algún lugar, y cuando vi espectáculos en Williamsburg, cuando ni siquiera sabía lo que era Williamsburg. Esos son los conciertos que recuerdo haber visto. Solía tratar de ir a CBGB cada vez que podía. Vivía cerca de allí. Me divertía mucho ir solo. A veces podías entrar sin mostrar ninguna identificación ni nada. Mis padres eran estrictos y nunca tuve una identificación falsa, principalmente porque si descubrían que la tenía, iban a pensar que hacía cosas que no hacía.
¿Por qué crees que te atrajo más hacer música electrónica que tocar en una banda?
De hecho, estuve en una banda. Estuve en un par de bandas. Aprendí a tocar con otras personas cuando tocaba en la calle. Es extraño, pero nunca hablé de esto. En realidad, me di cuenta de esto hace poco. A principios de este año, mis padres se mudaron del departamento que alquilaron durante casi 25 años en el corazón de SoHo. Se mudaron allí en los años 80 y allí es donde crecí. La última cena en ese departamento la pasamos con mi novia en ese momento y mis dos mejores amigos. Hablamos de todos nuestros recuerdos. Recordé lo mucho que tocaba en la calle cuando era pequeño, y cómo casi no recordaba toda esa historia de mi vida musical. De alguna manera, este tema nunca aparece en las conversaciones. Básicamente estuve en la calle pidiendo dinero y tocando el acordeón durante mucho tiempo.
¿Por qué el acordeón?
Aprendí un poco a tocar el piano, no muy bien, y luego otro poco a tocar el acordeón. Otra vez, ni siquiera tocaba muy bien. Mi amigo Will era un increíble saxofonista. Aún lo es. Mi amigo Mike era un excelente bajista. Honestamente, yo sólo estaba allí, acompañando la música con un do menor en el acordeón. No estaba haciendo mucho. Como banda, con el tiempo pasamos a deambular intentando encontrar enchufes en la calle, y por enchufes me refiero a enchufes eléctricos para poder enchufar nuestros equipos. Llevaba altoparlantes, y luego hacía mi actuación electrónica, sea lo que carajo fuera en ese momento. Eso generaba algún interés en la calle, porque la gente realmente no lo esperaba. Recuerdo un día haber ganado 30 dólares en Elizabeth y Spring Street. Mike y yo, literalmente caminábamos tratando de encontrar enchufes, porque nos divertíamos mucho haciéndolo.
Hubo un momento en el que —más en los días de acordeón— íbamos a Spanish Harlem (una de las mayores comunidades hispanas) porque podíamos comer pollo con arroz y yo podía hablar en español. Comíamos muy barato, como por tres dólares, y a veces nos servían cerveza aunque teníamos 14 o 15 años. Luego tocábamos y los chicos que estaban allí solían traer baterías. A veces también tocábamos en el pequeño anfiteatro acústico en Central Park. Llevábamos nuestras propias luces de neón y hacíamos que se viera todo rosado y brillante, luego tocábamos con todos los bateristas. Todo era muy divertido… y nunca antes hablé de esto, lo cual es extraño. No sé por qué.
Suena como una experiencia formativa: que un aspirante a músico toque música en público y vea la reacción de la gente.
Creo que era eso lo que quería. Eso me emocionaba. También me emocionaba tocar con gente. No teníamos un lugar donde tocar. No teníamos un sótano ni nada. Cuando creces en Nueva York, ¿qué puedes hacer? ¿Pedirles a tus padres que te paguen un espacio donde ensayar? No.
Justamente es esa escasez de espacio lo que inspira a mucha gente a hacer música electrónica. Al usar computadoras y teclados, no necesitas mucho espacio. Puedes usar auriculares, y no tener que preocuparte de molestar a otros con el ruido.
¡Totalmente! Recuerdo que en los primeros días cuando había publicado tal vez uno o dos EP, fui tan inmaduro y tonto que entré en un foro en Internet para ver qué decía la gente sobre mi música, algo que definitivamente ahora no hago. Ya tengo bastante ansiedad; no necesito agregar eso a mi vida. Hubo una persona en Internet que dijo: “No entiendo si pone teclados MIDI, como sonidos de piano MIDI, allí a propósito. ¿Por qué simplemente no graba un piano real?”. Hubo reacciones como: “Vaya, no es real porque no usa sonidos reales de piano”. Mientras tanto, yo estaba en mi habitación. Tenía unos 19 o 20 años quizás, y me decía, “¿No entienden que no tengo forma de conseguir un buen sonido de piano con el equipo que tengo?” Vivo en un dormitorio de mierda. ¿Qué quieren de mí?
Así que sí, muchas veces terminas haciendo las cosas de cierta manera por necesidad. Tanta música electrónica se hace por la escasez e intentando hacer lo mejor con lo que tienes en ese momento. Creo que eso es hermoso. Es como cuando piensas en los inicios de Acid House y cómo fue creado por personas que usaban un Roland 303, que era una especie de máquina barata y de porquería que en realidad no funcionaba… y luego se convierte por un tiempo en un sonido característico para una generación de chicos. Hermoso.
¿Es hacer música lo que siempre pensaste que terminarías haciendo?
Me sorprendía el hecho de que la gente me viera como músico. En mi escuela secundaria, sé que hoy esto puede sonar extraño, pero en el año 2005 o 2006, para mí estar con Ableton en medio de la biblioteca de mi escuela haciendo ritmos… la gente pensaba que yo solo estaba escuchando música. No pude explicarles a algunos chicos que estaba haciendo ritmos. Nadie más me veía necesariamente como músico, y por eso yo tampoco me veía como tal. Solo veía la música de la forma en que yo la hacía, pero en realidad nunca había “aprendido” música hasta que yo mismo empecé a hacerla. En alguna ocasión, pensé: “Probablemente debería aprender más sobre esto”.
¿Recuerdas cuándo te dijiste por primera vez?: “Ay, esto es una carrera. No es sólo un hobby o algo que haga por diversión. Esta es mi vida ahora”.
Recuerdo cuando mi amigo en Circus Company, que fue la discográfica que sacó mi primer disco, me pidió que hiciera un álbum de larga duración. Estaba loco de contento. Recuerdo cómo me sentí cuando empecé a trabajar en el disco: estaba descubriendo lo que realmente necesitaba hacer para sacar un buen disco, cómo podía comunicar lo que quería de la mejor manera posible. Fue algo así como, “Bueno, bien podría intentar hacerlo lo mejor posible o simplemente hacer lo que quiero, porque si no funciona, no funciona. Está bien. Total estoy en la secundaria, no importa”. Debido a esta forma de pensar, estaba bien hacer cosas como… no poner ninguna pista de baile en mi disco, aunque eso era lo que le gustaba a la gente. No importaba si a la gente no le gustaba. No era yo. No hice pistas de baile.
Así que me mantuve fiel a hacer lo que yo quería para ese disco, o lo que “yo” era en ese momento, y cuando funcionó, pensé: “Mierda, esto es genial. De hecho, la gente está respondiendo a esto que hice y no tuve que comprometerme de ninguna manera mientras lo hacía”. No había ninguna intención de rebelión allí, sino que era como: “Esto es lo que soy ahora”. Fue bastante honesto en ese aspecto y tuve mucha suerte de estar en el lugar correcto, en el momento correcto. Quiero decir que la suerte es el factor más importante en todo esto. En ese momento, estuve realmente en el lugar correcto, en el momento correcto. Hasta tuve una audiencia para esta música, que honestamente no había pensado que podría tenerla. Es una locura. Pienso mucho en esto. Si lo hubiera hecho en 2010, no habría funcionado. Si lo hubiera hecho en 2012, no habría funcionado en absoluto. Lo hice en el único momento que hubiera funcionado…
A veces, un golpe de suerte y cierta desorientación son cruciales para el éxito creativo. Suele pasar que si eres demasiado consciente de lo que estás por hacer, no lo haces.
Exactamente. No solo eres muy afortunado por cómo se dieron las cosas en ese momento, sino que eres ajeno al hecho de que las cosas hayan sucedido a ese nivel, lo que puede ser bastante peligroso para tu ego. Ni siquiera te das cuenta de lo afortunado que fuiste en ese momento. Así es. A veces hay cierta belleza en cuán ciego puedes ser.
Es gracioso pensar en eso ahora. En un momento, había hecho esas ediciones que tocaba en mis actuaciones en vivo y luego mi discográfica en ese entonces quería publicarlas. Algunas cosas eran de lo más básicas, como un remix de deep house de la jodida Nina Simone, que hoy, sinceramente, jamás haría. No puedo creer que estuviera de acuerdo en publicar algo así, incluso en ese momento. Pero era increíblemente tan ignorante. Pensaba: “Ella es una gran influencia para mí. Voy a hacer un remix de deep house. Está muy bien. “Quiero decir, ella sigue siendo una de mis heroínas, literalmente, una de las tres principales influencias en mi vida, y odio haberlo hecho. No puedo creer que lo hice, pero era un pendejo de ¿18 años? Recién entraba a la universidad y fue la caída de mi primer año. Estaba totalmente ciego.
¿Tienes una práctica habitual para hacer música?
Ah sí, por supuesto. Ha cambiado mucho a lo largo de los años. He pasado por varios períodos en los que hago una canción por día. Piano y voz solamente. Produzco todo. Suena tan producido como algo que podría estar en mi disco. Realmente trato de ver todo el trayecto, incluso si es apenas una canción aceptable, llego hasta el final. Tengo unas 50 o 60 canciones como esta que no voy a publicar. Es extraño, pero algunas me llegan al corazón. Representan momentos muy intensos de mi vida. Dicho esto, solo el hecho de que los sentimientos sean intensos no basta para crear buena música… o puede llegar a crear música poco original. No siempre nos lleva necesariamente a algún lugar, pero aun así uno siente importante hacerlo. Y cuando las escucho, inmediatamente me hacen emocionar.
Esa forma de trabajar es mi favorita. Mi mayor felicidad es cuando hago una canción por día. Por lo general, sucede así: hago una canción, luego hago otra canción, y después de siete u ocho días, se me ocurre una idea que es diferente a todas las demás. Esa idea tiene patas que llegarán hasta el suelo. No sólo está flotando, sino bajando. Está conectada a otra cosa, generalmente eso sucede por error.
Siento que soy incapaz de alcanzar ese tipo de pico creativo sin que ocurra un maravilloso error en mi estudio. Algo como, “Ay, lo arruiné”, lo que sea, y luego el sonido accidental termina combinándose con un viejo sonido que había hecho cinco días antes, que no había tocado, y esta nueva pieza me sorprende. Entonces boom, ya tengo algo. Luego paso una semana trabajando en esa canción. La verdad que pienso en eso y me siento tan feliz. Esos son los momentos en que me siento muy conectado a algo y extremadamente feliz y afortunado de estar vivo. En ese momento, parece haber una comunicación entre yo y —no sé qué. Siento que me estoy comunicando con algo. No estoy diciendo algo realmente enorme. Tal vez solo estoy comunicándome conmigo mismo. Hay algo muy saludable en la apertura que puedes tener cuando se te permite ser creativo todo el día, todos los días, durante un tiempo. Simplemente te sientes más saludable.
La verdad es que creo que he estado haciendo música cada día de mi vida desde los 14 años. Llevo 12 años seguidos haciendo, cada día, algo que se relaciona con hacer música. Sin embargo, puedo decirte ahora que aún no he hecho una canción que sienta que represente lo que realmente deseo hacer. Todavía estoy aprendiendo y constantemente siento como si recién estuviera empezando.
Esto puede tener su lado oscuro: “Joder, esto apesta”, pero también es tan emocionante entrar al estudio y pensar: “Está bien, ahora finalmente haré lo que he estado intentando hacer durante años…” pero nunca sucede. Y eso es lo que te mantiene en movimiento; estás buscando algo inalcanzable.
La idea del descubrimiento es de lo que en realidad se trata. La idea de alcanzar ese momento de descubrimiento mientras haces música, mientras profundizas en ella, es honestamente como la miel. Es uno de los sentimientos más dulces del mundo. Es de otro mundo.